foto tomada en mayo 2003
(haz
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SHIAI INTERIOR
Por Sari Turunen
(Traducción:
Asun González)
Las palabras del doctor “Usted tiene cáncer” dejan instantáneamente estupefacto a cualquiera. En abril de 2002, con gran sorpresa, oí estas palabras de mi médico. Esto es la historia de lo que ocurre cuando una enfermedad grave le coge a un kendoka inesperadamente. No obstante, hay que tener presente que en una situación así, cada uno experimenta y siente sus propias y únicas emociones. Así, esta historia es tan sólo una pequeña parte de todo lo vivido y acontecido.
Las palabras del doctor
comenzaron a retumbar en de mi cabeza, el tiempo se detuvo, el mundo se
desvanecía, mi cerebro se paralizó y sentí como mi
sangre se helaba. Después de unos momentos de conmoción,
apareció, una fuerza interior, desde algún lugar dentro de
mí, inalcanzable de forma consciente. Podría compararse con
un entrenamiento de ji-geiko-kakari-geiko con Takahashi-sensei hace
algunos años. Con su peculiar estilo, los jóvenes kendokas
terminaban en el suelo o contra las paredes del dojo. Había que
levantarse y seguir luchando, especialmente atacando; al final, el cerebro
ya no funcionaba, y el cuerpo estaba a punto de rendirse ante tal tortura.
No importaba nada excepto continuar, de hecho no existía nada más.
Para un joven kendoka europeo, esta era una experiencia impresionante e
inolvidable, en todos los sentidos. Ahora, algunos años después,
me encuentro en una situación similar, aunque físicamente
no hay ningún oponente enfrente de mí.
Sobre la Actitud
Cuando alguien cae gravemente enfermo, o se encuentra en una situación difícil, se tiene libertad total para elegir la actitud o manera de afrontar dicha situación. Desde mi punto de vista, hay 3 formas distintas de reaccionar: una es negar la situación, otra es la de dejar que los demás se encarguen de todo y la tercera es luchar conscientemente. La primera actitud es la de negación o no-aceptación de la enfermedad, sin hacer nada por mejorar, incluso haciendo cosas que dificultan el proceso de curación. En la segunda actitud, uno acepta que está enfermo pero deja en manos de otros la responsabilidad de su curación, por ejemplo a los doctores, sin hacer ningún esfuerzo en participar activamente, se es pasivo. En cuanto a la última actitud, uno mismo lucha conscientemente, eligiendo involucrarse activamente y conociendo la situación, haciendo todo lo posible por su propia vida. Por supuesto, como kendoka, yo he elegido este camino, el de la lucha.
Es un gran reto personal
si se tiene en cuenta el punto de partida: físicamente el oponente
se encuentra dentro de ti, mentalmente tú eres tu propio oponente,
la duración del shiai es cuestión de meses en lugar de minutos
y la lucha es a vida o muerte. Desde el punto de vista físico, la
pequeña katana del cirujano ayuda bastante, así como otros
medios médicos. Desde el punto de vista no-físico, la ilusión
(de vivir), el espíritu de lucha, la determinación y la persistencia
juegan un papel esencial en la actitud durante el combate. ¡Parece
muy similar a lo que se necesita en kendo! Un kendoka muestra este tipo
de actitud físicamente en sus entrenamientos y combates. Ahora el
oponente es invisible. Lo que ve el mundo exterior es solamente el aspecto
físico y la parte más superficial de la actitud: ¿es
positiva?, ¿está intentando hacer algo por sí misma
o se autocompadece? ¿tiene paciencia?, etc... Pero lo que ocurre
internamente, esta fuera del alcance de todos.
Sobre la Preparación y la Recuperación
En mi caso, me informaron desde un principio de que tendría que pasar por una operación de garganta y por una serie de tratamientos. También de que tendría que medicarme durante el resto de mi vida. Antes de medicarme, comencé con mi preparación mental y física. Cuantos más conocimientos se tienen sobre el tema, mucho mejor, así, hice muchas preguntas y algunas peticiones. Me preparé para la operación como si estuviera ante un shiai: 30 minutos de estiramientos la noche anterior y también la mañana de la operación -afortunadamente no había nadie que pudiera verme- y, por supuesto, la concentración para el combate. De camino al quirófano, podría haber estado dirigiéndome hacia un combate armada con mi shinai, era la misma sensación.
La recuperación
tras la operación, resultó ser un largo y duro camino. Ha
sido el mejor entrenamiento que he hecho de paciencia, determinación,
espíritu de lucha y autodisciplina... especialmente de paciencia.
Tuve que pasar por experiencias similares a las de un principiante de kendo:
días en los que pareces dar un paso atrás y nada parece funcionar;
dificultad para respirar, hablar y tragar; necesidad de práctica
regular (de recuperación del habla), el entrenamiento a diario,
mes tras mes... Tuve que pasar por toda esta etapa, confiar en que era
el camino correcto y confiar en los especialistas médicos que más
sabían sobre el tema. Poco a poco aparecieron los progresos. Era
maravilloso volver a beber agua sin el temor de que se derramase por todos
sitios, de atragantarme o ahogarme en ella. Por supuesto, se supone que
todo el mundo sabe beber y es algo tan simple como lo es ponerse el bogu
a un kendoka.
Sobre la Respiración
El control de la respiración
y el control mental son elementos muy importantes en kendo, especialmente
a niveles avanzados. Durante los pasados 2 meses, he tenido un par de momentos
decisivos relacionados con el control de la respiración y de la
mente debido a los grandes problemas respiratorios que he tenido. Ha sido
una experiencia única encontrarme con que apenas podía inhalar,
por mucho que intentaba conservar la calma y concentrarme en ello. El kendo
ha sido de gran ayuda en esos momentos de crisis y, por supuesto, en todo
lo relacionado con la respiración. Normalmente respirar no es algo
que se enseñe específicamente en los entrenamientos de kendo,
pero todo el mundo aprende poco a poco a través de la práctica.
Al principio, uno se siente continuamente exhausto, independientemente
de la preparación física que tenga. Los kendokas más
avanzados, consiguen realizar el mismo entrenamiento, sin ningún
problema, incluso no estando tan preparados físicamente como otros.
Aprender a respirar correctamente es algo esencial en esto, al igual que
en kendo.
Las otras personas
Normalmente la familia y amigos tienen dificultades para afrontar la situación de que alguien tan cercano enferme. También en este caso, hay varias formas de afrontarlo. La primera reacción es de “shock” y temor por la persona enferma, y quizás también el temor de poder pasar ellos mismos por una situación parecida. Poco a poco consiguen adaptarse a la situación. El enfermo, consciente o inconscientemente, influye en la actitud de todos los que le rodean. Por ejemplo, los enfermos que siempre se muestran infelices y pasivos, reciben una atención y ayuda muy diferente a la que reciben aquellos que son positivos y muestran gran espíritu de lucha.
Desde mi punto de vista,
lo mejor es ser positivo y ver las cosas de la misma forma. Por ejemplo,
el comentario “¡Te han puesto otra vez en una situación límite!”
de mis amigos kendokas finlandeses fue totalmente acertada, pues expresa
exactamente el reto que supone esta situación. Compasión
es lo último que necesito en mi lucha y, por eso, no le dejo a nadie
sentir pena por mí. Cuando alguien tiene un oponente difícil
en un shiai, nadie siente pena por él ¡todo lo contrario!.
El Presente
Si dejas la mente vagar
en un shiai de kendo, recibirás inmediatamente el castigo del oponente.
De la misma manera, en mi shiai interior, es importante vivir el presente.
Si uno se centra en la propia existencia, aquí y ahora, la vida
y la existencia adquieren un nuevo significado. Como resultado, lo que
ocurre en otros sitios en otro momento, ya no importa. Sólo existe
un lugar y un momento: aquí y ahora.
Ser paciente
Aunque no se suele hablar de ello, la paciencia es una parte importante de las artes marciales. Un mismo ejercicio se repite miles y miles de veces; los profesores, corrigen los mismos defectos año tras año; a veces en competición, la espera previa al shiai puede durar horas; ... hay ejemplos para todos. Para algunos, esto es un reto más, y otros abandonan la práctica porque requiere demasiada paciencia.
Recuperarse de los tratamientos
contra el cáncer no es un proceso lineal y nunca se sabe de antemano
el tiempo que va a durar, ni lo que ocurrirá en el transcurso del
mismo. Al principio, pensé que la recuperación y curación
sería rápida. ¡Qué equivocada estaba! Todo está
tardando mucho más tiempo de lo que yo esperaba, incluso en el peor
de los casos. La recuperación está siendo lenta y además
hay numerosos factores que la ralentizan. Ya he dejado de imaginar que
voy a estar bien para una fecha determinada. Vivo según mis posibilidades
y capacidades actuales. Ya no tengo prisa en mejorar: todo ocurrirá
cuando llegue el momento adecuado y, por una parte, esto es bueno. Cuando
lo comprendí, me quité un gran peso de encima. Probablemente
esto ha supuesto un paso adelante en la práctica de “ser paciente”.
La determinación
es una parte esencial de la recuperación, así como lo es
del shiai. Aunque nada salga de la forma en que a uno le gustaría
y la vida no sea un “camino de rosas”, esto no debe mermar nuestra determinación.
Así, además de ser paciente, se puede ser también
una persona resuelta.
Aprendiendo de las dificultades
Es un arte ser capaz
de realizar un aprendizaje positivo de una situación difícil.
En la práctica de kendo, especialmente en los primeros estadios,
uno tiene la sensación de que nada marcha bien; el oponente siempre
consigue atacarnos eficazmente y nos sentimos como un “saco de patatas”.
Poco a poco, empezamos a progresar y al mismo tiempo, a aprender
de las eficaces técnicas y ataques del oponente.
También se pueden
aprender muchas cosas positivas durante la enfermedad y la recuperación:
la falta de energía, te hace comprender qué es lo que la
gasta y cómo recuperarla; las dificultades respiratorias, enseñan
cuál es la técnica correcta en la respiración y mantienen
tu mente en calma en los momentos críticos; siendo incapaz de hablar,
se aprende a escuchar; la pérdida del apetito puede ser una forma
de purificación; el cansancio, te hace parar y le da al cuerpo una
oportunidad para descansar, etc... Depende de la actitud que uno elige
tomar. De cualquier forma, esto no es siempre fácil, pero los milagros
empiezan cuando uno comienza a aprender de las dificultades y a ver la
parte positiva de las cosas.
Cuando, por ejemplo,
nuestro nivel de energía es bajo, es muy fácil pensar en
todo lo que nos estamos perdiendo y lo bien que estaríamos en otro
sitio, haciendo algo diferente. Sólo pensamos cosas negativas que
no nos llevan a ningún sitio. En esos momentos, lo mejor es tomarse
un descanso y recuperar energía.
Buen Profesor - Buen Doctor
Un profesor es muy importante en el entrenamiento. Pero ¿qué es un buen profesor? Cada uno tiene su propia opinión dependiendo de sus experiencias. Después de hablar con muchos kendokas sobre esto, mi punto de vista se vio reforzado. Un buen Maestro tiene un gran nivel técnico, pero esto no es suficiente. Además de su habilidad técnica, también se esfuerza por aumentar sus conocimientos, es tolerante y está disponible, entiende la vida y a las personas. Esto garantiza que es capaz de aconsejar acertadamente a cada persona según la situación en la que se encuentra. Él posee el “shoshin” o entusiasmo puro y genuino del principiante que decide empezar algo, lo que significa que siempre quiere aprender y encontrar cosas nuevas. Un buen profesor acepta el punto de vista de otros, aunque no esté de acuerdo con ellos. Uno puede sentir y saber cuándo tiene un buen Maestro delante, no es algo que se perciba con los ojos, uno simplemente siente que puede aprender mucho de ese Maestro.
Entonces ¿qué
es un buen médico? De hecho, el párrafo anterior es apropiado
para esta descripción, aunque el contexto sea diferente. Desde mi
punto de vista, para luchar contra una enfermedad grave, es muy importante
que tengamos un buen doctor. El elemento principal es la confianza: uno
sabe que ha elegido el camino adecuado, aunque a veces no lo sienta así,
es consciente de que todo está bajo control y de que las decisiones
oportunas se toman en el momento adecuado; y, por supuesto, debe sentirse
libre y capaz de hablar sobre cualquier cosa. Afortunadamente, he tenido
el placer de experimentar todo esto durante mi lucha.
Reencuentro con los
Entrenamientos de Kendo
¿Cómo será volver a empezar a practicar kendo después de un shiai como este, especialmente cuando no hay garantía de que mi estado físico vuelva a ser el de antes? Los primeros meses serán un gran reto, porque mi mente quiere practicar de la misma manera que antes, pero eso no es posible. La siguiente fase en la práctica de “ser paciente”, será comenzar el entrenamiento reposadamente, empezando por la base de nuevo, como un principiante. Por supuesto, es el mejor momento para concentrarse en corregir los errores de siempre.
El ayer ya no existe y el mañana aún no ha llegado, ¿por qué hay que preocuparse?
Sari
sari.turunen@pi.be
Términos japoneses:
Bogu
Equipo de kendo, armadura
Do (kendo,aikido)
Camino
Ji-geiko
Combate entre dos kendokas
Kakari-geiko
Práctica de ataque
Katana
Espada japonesa
Kendo
Camino de la espada
Sensei
Profesor
Shiai
Combate en una Competición
Shinai
Espada de bambú usada en los entrenamientos de kendo
Shoshin
Mentalidad de principiante
Taikai
Competición o torneo
Fighting spirit
Espíritu de lucha