KIAI SILENCIOSO

By Sari Turunen

(Traducción: Asun González)

Este texto es el que sigue al artículo llamado "Shiai Interno" que escribí el año pasado. Ya han pasado 8 meses desde entonces y han ocurrido muchas cosas tanto perceptibles como imperceptibles.

Hace dos semanas me enteré de que un buen amigo, el profesor Torsti Kivistö, había fallecido. Tan inesperada noticia me dejó helada, sin palabras. A veces conocemos a personas que influyen significativamente en nuestras vidas y para mi Torsti, fue una de estas personas. Hace 9 años, durante uno de nuestros largos paseos por el campo, me habló sobre varias formas de luchar contra la enfermedad, incluyendo el cáncer. Al mismo tiempo, me prestó varios libros relacionados con este tema. Gracias a que él me enseño el principio del camino, fue bastante fácil para mi buscar información útil cuando supe que estaba enferma. Así, comencé la batalla consciente contra el cáncer en cuanto me anunciaron la noticia. Por ello, le estoy profundamente agradecida.

Todos nos encontramos alguna vez con este tipo de "guías" en nuestra vida. Para unos puede ser un sensei japonés que invita a un interesado espectador de kendo a unirse al entrenamiento; para otro puede ser alguien que, a pesar de haber sufrido una fuerte lesión en un accidente de moto, sigue practicando kendo sin importarle su desventaja física.

 

Encuentros

El momento que precede a la orden de "hajime" del árbitro al comenzar el shiai es muy importante: la entrada en el shiai-jo, el saludo, avanzar y desenfundar el shinai... Ya tenemos una primera impresión del oponente, tanto de su nivel como de su determinación. Al ponernos en pie, cuando nuestros shinai entran en contacto, recibimos mucha más información de nuestro adversario: podemos sentir la fuerza de su kamae y de su mirada, incluso antes de haber realizado ningún ataque ni haberse emitido sonido alguno. A partir de entonces, según va transcurriendo el encuentro, comenzamos a aprender cosas de nuestro oponente y podremos sacar ventaja de sus puntos débiles.

En el caso de algunos oponentes, se puede percibir gran armonía en su combate y son así capaces de mostrar su mejor kendo, o incluso superarse. En estos combates, no es importante quién gana por el número de puntos que consigue: ambos vencen y ambos experimentan algo muy íntimo. Durante tan armonioso combate ambos individuos dan y reciben energía, la energía circula y les refuerza.

También hay oponentes con los cuales es muy difícil, si no imposible, encontrar algo parecido a esto. Ninguno de los combatientes son capaces de incluso luchar a su propio nivel. La energía circulante se interrumpe porque uno de ellos rompe la armonía del combate. En estos shiai no hay vencedores aunque uno de ellos consiga más puntos y continúe en la competición.

Tanto los competidores como los espectadores pueden sentir la diferencia entre estos dos tipos extremos de shiai en kendo.

Naturalmente estos mismos principios son aplicables a cualquier contacto habitual entre personas. Ha sido muy interesante para mí experimentar con mis médicos los dos tipos de encuentros extremos, descritos anteriormente. El contraste entre los dos casos se ha hecho incluso más patente. Siempre había pensado que mis encuentros con los médicos sería como una especie de shiai donde iba a ser muy difícil llegar a un buen entendimiento: no dejaría que sus actitudes y opiniones influyeran en las mías y en mis objetivos. Afortunadamente, la mayoría han sido encuentros llenos de armonía. Cada vez que salgo de la consulta del médico, después de haber tenido un "armonioso encuentro" me siento bien y llena de energía.

Cuando nos encontramos bajos de energía, es muy importante cómo otras personas utilizan su propia energía al estar con nosotros. La persona que se encuentra pletórica de energía, puede hacer subir el nivel de energía de la otra persona, o dejar que la baja energía de la otra persona tenga una influencia negativa sobre sí mismo, sin apenas darse cuenta. Después de la operación, mi voz se ha convertido en un indicador para fines múltiples. Cuando me encontraba muy débil, durante mi segunda batalla, mi voz reflejaba exactamente el nivel de energía de la persona con la que estaba hablando. Si la otra persona no se dejaba influenciar por mi debilidad y mantenía su energía, hacía subir mi nivel de energía y mi voz se reforzaba. Por el contrario, cuando la otra persona no estaba muy energética o no se daba cuenta de la situación, se dejaba influenciar por mi debilidad. En este caso, mi voz desaparecía casi completamente. Sólo después de cierto tiempo llegué a comprender esté fenómeno.

Es muy parecido a cómo podemos influir o dejarnos influenciar durante la práctica de kendo.

 

Sobre la Vida y la Muerte

Algunos amigos me han hablado sobre la relación vivir-vencer y morir-perder. Según esto, quien "vence" al cáncer y continúa viviendo es un vencedor; mientras que, el que muere en la batalla sería un perdedor porque ¿cómo podría un muerto ser un ganador?.

Me he parado muchas veces a pensar seriamente sobre mi propia vida y muerte. La vida y vivir han adquirido gran importancia para mí y, por otro lado, he llegado a comprender que la muerte es parte de la vida. Todos y cada uno de nosotros tenemos un mismo final: muerte física. Esto no significa que vayamos a ser unos perdedores.

Cuando hablamos de vida, qué significado tiene vivir o morir; de la misma manera, ¿cuál es la importancia de conseguir puntos comparada con hacer un buen combate?. Es esencial vivir cada momento de manera que estemos siempre listos para morir sin remordimientos del tipo: no he hecho lo que debería haber hecho o viceversa.

La cuestión no es cuántos años vives sino cómo vives.

 

La batalla: Segunda parte

En el artículo del año pasado, describí el impacto de la operación y el proceso de recuperación que seguí después. Los siguientes meses demostraron que lo descrito sólo era la primera parte de la batalla. Era muy probable que además, tuviera que someterme al llamado "tratamiento de radioterapia interna" (ingestión de una píldora de yodo radioactivo). Para confirmar la necesidad de dicho tratamiento, tenía que someterme a algunas pruebas previamente. Parte de la preparación para las pruebas consistía en dejar de tomar mi medicación (desde la operación tengo que medicarme diariamente de por vida, para reemplazar la función del tiroides) lo que hacía que me debilitara día a día. Mentalmente fue una experiencia muy dura, no solamente por el debilitamiento físico sino también por la idea de que la cuenta atrás había comenzado y ya no podía echarme atrás.

Ya antes de las pruebas decidí llevar todo adelante como si de una nueva batalla se tratara. Intenté mantener una cierta disciplina diaria que consistía en estiramientos, caminar, alimentación regular, lectura y relajación. Esto ha resultado ser una buena forma de mantenerme con energía y con la moral alta (una pequeña puntualización: ningún médico comprendía cómo podía estar en tan buen estado durante esos días). Cuando nos estamos preparando para una competición, nuestra determinación y disciplina son elementos cruciales. Esto se puede aplicar a cualquier tipo de batalla.

El tratamiento de radioterapia se puede comparar a una situación en la que un kenshi es enviado a una batalla, pero nadie le explica cómo va a ser el oponente que le espera y ni siquiera sabe las armas que éste va a utilizar. Es una sensación muy extraña. Intenté prepararme lo mejor que pude para esto también, aunque había algunas preguntas que habían quedado sin respuesta. No era la primera vez que tenía que enfrentarme a una situación tan peculiar como esta, según Sun Tsu, la probabilidad de ganar es de un 50%.

En medio de todo esto, la batalla interna fue la parte esencial. Desde fuera, otras personas podían pensar que me había rendido pues pasaba mucho tiempo descansando. ¡Por supuesto que ese no era el caso!. Hay que dar al cuerpo y al alma tiempo para cargarse de energía y para descansar después de una dura batalla. Esto requiere un gran entrenamiento de paciencia. Después de una competición o seminario muy duro, es muy normal que los siguientes días nos tomemos las cosas con calma, tanto física como mentalmente. Nos sentimos simplemente vacíos y agotados y todo ser humano necesita descansar para recuperarse.

 

La batalla: Tercera parte

De hecho la tercera parte de la batalla está a punto de comenzar. Se espera que sea similar a la segunda parte, con la diferencia de que esta vez sé lo que me espera. Así, la preparación física y mental será más sencilla. Pero esto no significa que la batalla vaya a ser "pan comido". No importa cuánta experiencia se tenga en shiai, siempre hay combates que no son rutinarios. Se requiere gran cantidad de determinación, confianza en uno mismo, paciencia y valor.

Incluso si uno gana o pierde un combate, o un punto, no debería regocijarse ni lamentarse durante mucho tiempo. En una guerra hay muchas batallas. Si se pierde una batalla, se puede aprender mucho de la derrota y así no repetir los mismos errores en futuros combates. No hay que intentar ganar a toda costa; cuando perdemos aprendemos de nuestras debilidades. Después de haber "lamido nuestras heridas", seremos más fuertes para enfrentarnos a otros retos y nuevas batallas. Este tipo de pensamientos son los que han estado cruzando por mi mente durante estas dos batallas.

 

Kiai silencioso

 

Sigo practicando kendo y iaido. La gran diferencia es que ahora no puedo usar mi voz durante la práctica. Esto ha dado una dimensión totalmente nueva a los entrenamientos de kendo. Desde que comenzamos a hacer kendo, el uso de la voz se convierte en algo habitual y, ha sido y es una de las piedras angulares del kendo. Por ejemplo, Ki-ken-tai-ichi es una de las primeras cosas que se le enseña a cualquier principiante.

La repentina ausencia de voz tuvo un gran impacto en general: desplazamientos, ataques, golpes, kamae, posiciones, respiración, momento propicio de ataque o "timing", etc. Al principio, sentía como si todo se volviera inconexo y no había nada que pudiera conectar cada una de las partes entre sí. El Ki o energía conectora había desaparecido, o al menos estaba ausente. Poco a poco he aprendido a practicar sin voz y en lugar de eso utilizo mi respiración para expresar el kiai. Al mismo tiempo, todos los elementos desincronizados han vuelto a su lugar en mis entrenamientos.

Después de ocho meses sin entrenar y pasando por otro tipo de experiencias, la práctica de kendo ha cambiado mucho para mí. Durante esos días ni siquiera fui a ver los entrenamientos pues era muy duro y, por otro lado, mi batalla personal era algo tan lejano... Ahora, después de un par de meses de entrenamiento, me siento mucho más presente en cada situación y todas mis acciones son más intensas que antes. He hecho desaparecer muchos movimientos inútiles porque simplemente no tengo fuerza para hacer tantas cosas. Al practicar sin voz, el estudiar y sentir al oponente ha pasado a ser mucho más claro e importante. Algunos de mis amigos de kendo me han hecho entender que es todo un reto practicar conmigo por la ausencia de sonidos. Al oir los gritos del oponente antes de los ataques, podemos estimar su momento y ritmo de ataque. En silencio, es mucho más dificultoso de analizar. ¡¡Si el silencio es un reto para mí, también lo es para mis oponentes!!.

Actualmente, mi gran reto es aprender a expresar la esencia del kiai con todo excepto con la voz. Todavía tengo mucho que aprender. Esto hace que los entrenamientos sigan siendo interesantes y todo un reto por mucho tiempo.

 

No es el destino lo más importante sino la forma de llegar al mismo.

 

Sari

sari.turunen@pi.be

 

Mini diccionario:

 

Do* (como en kendo, aikido) Camino

Hajime* Al comenzar un asalto. El anuncio del comienzo del mismo.

Ji-geiko* Entrenamiento con los pies en el suelo, es decir practicar para construir una base sólida. Entrenamiento que implica depurar las técnicas para tener éxito en la competición, para prepararse mental y emocionalmente y para corregir debilidades a través de un esfuerzo creativo.

Kamae* Postura. La preparación de la propia postura y actitud y así ser capaz de responder a distintas situaciones.

Kendo* Forma de budo cuyo objetivo es adiestrar la mente y el cuerpo para cultivar la propia personalidad a través del cada una de los ataques en la práctica con shinai, equipados con el kendo-gu (armadura). El uso del término kendo se generalizó en 1919, cuando el Dai Nippon Butokukai, organización que unificaba las artes marciales en esa época, renombró las artes de gekken y ken-jutsu (esgrima) como kendo (camino de la espada).

Ki* (Espíritu) Energía básica que existe en toda materia que nace, se desarrolla y muere. En los seres humanos, es la energía cinética responsable de la percepción, sensación e instinto. En kendo, se refiere al medio que rodea a uno mismo y su adversario, y determina la relación entre el cuerpo y alma de la persona.

Kiai* El acto de concentrarse en los movimientos del adversario y en los movimientos propios, y preparar un reto con la máxima precaución. También se refiere la vocalización que uno produce cuando la mente está en ese estado.

Ki-ken-tai-itchi* Frase que expresa el "secreto" del movimiento ofensivo y defensivo efectivo, principalmente el movimiento de ataque. Ki se refiere al espíritu, ken al manejo del shinai, y tai al los movimientos y postura del cuerpo. Cuando estos 3 elementos están en armonía y se realizan en el momento adecuado de ataque, se unifican.

Shiai* La forma de la competición. Hay dos tipos, individual y en equipos.

Shiai-jo* Lugar donde se realiza la competición.

Shinai* Una "espada" modelada de Nihon-to, hecha bien de bambú o de material sintético, que se usa para la práctica y en las competiciones de kendo. La punta y empuñadura están enfundadas en piel y equipada con una guarda.

Waza* Movimiento basados en formas estándar usadas para retar y vencer al oponente.

 

*Del "Japanese – English Dictionary of Kendo" de la All Japan Kendo Federation.